Planear, la clave para ahorrar
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Planear, la clave para ahorrar

Eventos difíciles como los fenómenos climáticos de “El Niño” y “La Niña” generan costos inesperados en nuestras empresas. Se prevee que estos eventos climáticos se hagan cada vez más frecuentes. Temperaturas cada vez más extremas y patrones climáticos cada vez más impredecibles. Una cosa hay cierta en los negocios agropecuarios, y es que no existe una predicción 100% acertada del clima. Es por esto que debemos buscar herramientas que nos permitan reducir el riesgo asociado a tales fenómenos.

Como empresarios del campo trabajamos con un sinnúmero de inciertos. El comportamiento del precio de una determinada cosecha a sacar en un futuro cercano, el régimen de lluvias o el comportamiento de los precios del petróleo y cómo los mismos afectan varios de los productos que en campo utilizamos, para nombrar algunos. Aún hoy, con toda la tecnología con la que contamos, nos es imposible saber con certeza cómo estará el clima en dos semanas o tres. Los efectos del cambio climático han hecho de éste, un reto casi inalcanzable. Pero siempre hay una cantidad de aspectos sobre los cuales tenemos certeza, más importante que eso, sobre los cuáles tenemos control. Planear sobre las variables que podemos controlar se traduce en ahorrar y por consiguiente en aumento de la utilidad.

Los países con estaciones hacen que sus agricultores tengan ventanas de tiempo bastante estrechas que les obligan a programarse, a planear y a ejecutar un sinnúmero de tareas en un lapso de tiempo muy reducido. Un ejemplo de esto es la manera en la que los australianos consiguen abastecerse con la cantidad de alimento necesario para alimentar sus animales durante el invierno y la primavera. En menos de seis meses, los ganaderos de éste país tienen que arar el terreno, sembrarlo, regarlo, cosecharlo, ensilarlo y de nuevo cosecharlo más tarde y almacenarlo en rollos de heno, para conseguir en esa ventana de tiempo, almacenar tanto alimento como les sea posible para sobrellevar los meses de invierno y verano. No solo esto, una vez cosechan la cantidad de forraje posible en sus predios, proceden a realizar su presupuesto alimentario o "Feed Budget". Este presupuesto no es más que un cálculo que anticipa cuál será la demanda de alimento en un período de tiempo determinado. Establecen un estado actual de oferta alimentaria en la finca, de acuerdo con los inventarios de ensilajes, henolajes y aforos de praderas actuales, que les permite evaluar si se cuentan con suficiente alimento para nutrir a sus animales durante el año.

Si cuentan con un superávit de alimento, pueden proceder a incrementar la carga animal o vender los excedentes de alimentos a otros productores que los necesiten. Si por el contrario, se encuentran en déficit alimentario, pueden proceder a buscar las fuentes de alimento que les permitan nutrir a sus animales durante todo el año. Al saber las cantidades y cualidades del alimento que requieren, pueden entrar a negociar con sus proveedores con base a las cantidades correctas, por medio de contratos futuros, precios fijos, y tomar las ofertas que les sean más convenientes.

Planear es ahorrar. En el escenario en que determinemos que nuestra capacidad de alimentación para el hato es insuficiente podemos planear una ruta de acción que nos permita generar un balance alimenticio positivo. Venta de animales de descarte, siembra de alimentos forrajeros tipo (maíz forrajero, pastos de corte, sorgo), compra de alimentos (silo, heno, grano) y por supuesto, el aumento de nuestro alimento más relevante y de menor costo; la pastura. Si sabemos qué al finalizar el año, nuestro balance alimenticio es negativo, podemos realizar un plan de fertilización para mejorar el rendimiento de nuestras praderas. De esta manera, la finca estará en capacidad de producir más toneladas de Materia Seca (MS) por hectárea al año.

Planear es ahorrar desde la perspectiva de los suelos y su fertilidad. Se pueden realizar fertilizaciones con recetas de teguas que aún consideran que los tres elementos que le faltan a cualquier terreno son Nitrógeno, Fósforo y Potasio (N-P-K), o por el contrario trabajar como lo hacen los productores agropecuarios exitosos en el mundo, realizando una toma de muestras del suelo de su predio y enviándola a analizar. Este análisis de suelos les permite determinar cuál es el estado actual del mismo y de acuerdo con los resultados y los requerimientos nutricionales de su plantación (café, cacao, pastos, maderables, maíz) se elabora un plan de fertilizaciones y enmiendas para las diferentes zonas y se establecen unos indicadores de gestión con unas metas a corto, mediano y largo plazo que le permitan mejorar las condiciones físicas y químicas del suelo. Es indispensable medir, pues tan solo se puede mejorar aquello que podemos medir.

Planear desde la compra de insumos nos genera ahorros.De igual manera planear desde la necesidad de labores de maquinaria que debemos contratar nos genera ahorros al igual que desde la contratación de personal para labores especializadas. No es lo mismo sembrar en la primera semana de lluvias que sembrar al final de la misma. La semilla que germina con buena humedad en el suelo, tiene más posibilidades de expresar su valor genético a través de un buen crecimiento, un buen desarrollo y una pronta entrada en su fase productiva. No son iguales los costos de quienes siembran justo antes de la llegada de las lluvias que quienes siembra al final de la temporada de lluvia. Los costos en los que incurren en riego el uno y el otro son totalmente diferentes. El primero, que es precavido y siembra a tiempo normalmente tiene unos gastos de riego de mantenimiento mínimos. Por el contrario, quien debe terminar de establecer una pradera en pleno verano, incurrirá como consecuencia en altos costos por riego y en situaciones más adversas podrá perder toda la semilla.

Saber los requerimientos mínimos de agua nos ayuda a generar y mantener los excedentes de agua necesarios para pasar varios meses de verano como sucedió en el 2015 con el fenómeno del Niño. Aquellos empresarios que fueron precavidos e invirtieron a tiempo en la elaboración de aljibes y/o compra de tanques de almacenamiento de agua fueron quienes pudieron sobrellevar el tiempo de sequía con menos complicaciones, con menor costo. Esos mismos empresarios fueron quienes no tuvieron que vender su ganado en malas condiciones corporales, ni perdieron sus plantaciones con años de establecimiento y que meses más tarde tienen sus empresas regresando a rendimientos normales con ventas de sus productos en precios altos, debidos a la baja oferta. Una vez más, planear es ahorrar.

Los negocios agropecuarios son complejos pues lidian con una serie de variables inciertas. Para poder administrar este tipo de empresa con éxito es necesario llevar a cabo planes de acción, planes enfocados siempre a la prevención. La planeación y la ejecución de planes de acción asociados a la prevención se convierten entonces en ahorros. Solo ahorra quien genera excedentes. Sea usted un empresario agropecuario rentable a través de la planeación. Planee y ahorre.

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